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He Fracasado, ¿y Qué? (ebook)

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ISBN: EB9788494140655
Libros de Cabecera nos ofrece He Fracasado, ¿y Qué? (ebook) en español, disponible en nuestra tienda desde el 31 de Diciembre del 2013.
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Argumento de He Fracasado, ¿y Qué? (ebook)

He fracasado, ¿y qué? es un texto directo sobre la pasión de emprender y cómo encajar aquello que no ha salido como estaba planeado. A partir de una entrevista con Audrey Damas, el emprendedor André Vanyi-Robin cuenta cómo se arruinó dos veces y cómo siempre ha renacido de sus cenizas, cual Ave Fénix. Su humanismo le ha empujado a compartir sus vicisitudes y pensamientos en forma de reflexiones, junto a los aprendizajes que ha sacado de ello. ¿Cómo son los emprendedores? ¿Cómo se gestiona el fracaso? ¿Cómo se autogestiona el emprendedor? ¿Cómo se desarrolla un proyecto? y ¿Qué podemos aprender? Son preguntas que André contesta y que se amplían con informaciones sobre el mundo de la empresa, contrastadas en algunos casos por emprendedores y profesionales. El libro finaliza con la visión del fracaso de distintos emprendedores experimentados.

André Vanyi-Robin es francohúngaro, nacido en Nueva York (1971) y vive en Barcelona, España. Tiene un Master en Business Administration (MBA) por la Graduate Business School de la Universidad de Miami y es Licenciado en Ciencias Políticas por la State University of New York (SUNY). En 2005 cofundó y lanzó al mercado Bestv®, empresa líder en software push VoD y Datacasting para televisión, con clientes como TVE, Mediaset (Italia) y Nagravision (Suiza). Bestv® fue vendida a Motive Television, empresa cotizada en el London Stock Exchange, en Octubre 2010. Anteriormente, André fue Fundador y CEO de Visualcom, Inc. (Miami, Florida), una consultora de ecommerce y principal proveedor de internet para empresas de América latina. Visualcom fue adquirida por Fusion Networks, Inc. (Nasdaq: FUSN) en otoño del 2000. André Vanyi-Robin es actualmente CEO y cofundador de PARAM 24 7 XS TECHNOLOGIES S.L.

Audrey Damas es impulsora de proyectos que mezclan lo social con lo educativo, Audrey Damas nació en Nantes, Francia, en 1978. En 2010 inició su particular revolución del panorama emprendedor de Barcelona, gracias a su visión irreverente y profundamente humanista de la realidad. Audrey es Directora de la Fundació Escola Emprenedors, una entidad sin ánimo de lucro orientada a fomentar el espíritu emprendedor entre los jóvenes. Su pasión por la escritura la ha llevado a colaborar con una revista francófona de Barcelona. Es autora de artículos sociopolíticos, críticas de cine y entrevistas a personalidades del mundo cultural y emprendedor. Tiene un máster en Filología española por la Universidad de Nantes, con una especialización en historia contemporánea española.

Preámbulo Este libro nació con el deseo de poder compartir vivencias emprendedoras. En cuanto conocí a André, me comentó que le gustaría plasmar todas sus experiencias en un libro para que así pudieran ayudar a otras personas a emprender un proyecto, a evitar los mismos errores o simplemente a encontrar la fuerza para levantarse y seguir adelante. Este libro no pretende dar lecciones morales a nadie, sino desvelar y abordar las diferentes facetas de la vida de un emprendedor. Lo describiría como un libro personalizado, lleno de experiencias vitales y, sobre todo, de emociones. Es por todo ello que permite aflorar la pura esencia del ser. Esta mezcla revela el valor de enfrentarse con uno mismo y de tratar de remediar lo que no funciona, llevando a cabo un proceso de comprensión del pasado que nos permita entender el presente. Este proceso de introspección que André ha realizado, tratando de entender sus actos, debería ser un automatismo para todos. Estamos siempre interactuando, dedicando cada vez menos tiempo a la reflexión o al vacío y al silencio que puedan fomentarla. André expresa con pudor todo lo que le ha ocurrido durante su trayectoria de emprendedor, sin que este coarte su libertad de expresión. Este libro está introducido por una visión del mundo emprendedor y la base de la historia de André. A partir de ahí, se han creado distintas partes que abarcan reflexiones sobre aspectos del proceso emprendedor: el fracaso y cómo superarlo, la autogestión del emprendedor, la forma de llevar a cabo proyectos nuevos y los aprendizajes. El libro finaliza con las definiciones de fracaso de más de veinte emprendedores. Con el fin de que esta obra tenga una dimensión más allá de la experiencia emprendedora, me he permitido incorporar unos textos que puntualizan aspectos técnicos sobre la creación de empresas y su contexto socioeconómico. Este libro va dirigido a todas las personas que han emprendido, que quieren emprender o que estén a punto de hacerlo. Confío en que servirá para responder a las preguntas que te hayan surgido como emprendedor o que te puedan surgir en el apasionante camino del emprendimiento. Audrey Damas El mundo de los emprendedores y cómo conocí a André Como Directora de la Fundación Escola Emprenedors (http://escolaemprenedors.org/es/), dedicada a promover el espíritu emprendedor entre los jóvenes, tuve la oportunidad de entrar en este microcosmos que es el de los emprendedores. La irrupción de esta nueva realidad me hizo entender que los únicos que podemos poner trabas a nuestras iniciativas somos nosotros mismos y que todos somos capaces de despertar al emprendedor que llevamos dentro. Por otra parte, he aprendido que ser emprendedor no es necesariamente sinónimo de crear una empresa, sino que el espíritu emprendedor es transversal a muchas profesiones y puestos de trabajo, lo que me ha permitido desmitificar este mundo. Animar a las personas a tomar las riendas de sus propias vidas y a crear su propio lugar de trabajo se ha convertido en mi nuevo leitmotiv. En la Fundación colaboramos con muchos emprendedores que vienen a compartir sus vivencias. Debo reconocer que he tenido el privilegio de conocer a personas fascinantes por sus trayectorias profesionales: han tomado riesgos, cometido errores, fracasado y vuelto a lanzarse con una fe inquebrantable. Estas personas, que han sabido combinar de forma harmoniosa su desarrollo profesional y realización personal, sacando lecciones de los resultados positivos o negativos–, son en quienes nos debemos inspirar y quienes nos pueden guiar en nuestro afán de emprender. Todas estas historias emprendedoras han suscitado en mí varias preguntas sobre las diferentes fases de un proceso de creación. ¿Hay buenas y malas ideas? ¿Cómo se puede transformar una idea en una realidad tangible? ¿Qué factores incitan a una persona a emprender? ¿Cómo se abre una empresa y, sobre todo, cómo se cierra en caso de que no funcione? ¿Cómo captar fondos con éxito? ¿Qué factores aumentan el riesgo de fracaso y cómo aprender a desestigmatizar este? ¿Cómo se gestiona un equipo y cómo se maneja la relación con los socios? ¿Es posible mantener un equilibrio entre tu vida personal y tu vida profesional cuando te dedicas a una actividad absorbente?... Lo que sí visualizo con claridad es que todos somos capaces de generar ideas y que disponemos de la misma capacidad para ejecutar nuestros sueños. Aunque emprendamos por diferentes motivos –por vocación, por casualidad o por obligación– hemos de aprovechar esta vida para cumplir nuestros sueños y tratar de contribuir a la mejora de la humanidad. Definiría el emprendimiento como una búsqueda de la felicidad y de la realización personal, desvinculada del éxito económico, que es más una consecuencia de todo este proceso. Comparto la visión de Dídac Lee, emprendedor en serie y, entre otras cosas, consejero delegado de Inspirit grupo de empresas compuesto por una incubadora de nuevos negocios tecnológicos, en cuanto a su definición del emprendimiento. Dídac es de la opinión que el emprendimiento no está relacionado con la facturación o con el número de empleados, sino con la realización personal y con el hecho de poder hacer algo que motiva de forma duradera: «Se trata de estar animado, ilusionado, de trabajar en un entorno agradable con un buen equipo. Y de que ir a trabajar sea algo divertido y muy interesante, estar rodeado de personas que te motivan, que te inspiran, que te ayudan a crecer». Lejos de caer en una apología radical del emprendimiento –ya que este no será el único motor que pueda remediar la crisis económica–, reitero, sin embargo, la necesidad social de cambiar nuestra actitud ante las nuevas pautas que rigen el mundo. La sociedad occidental estigmatiza el fracaso, lo que contribuye a frenar la creatividad y la innovación. Tal y como decía el pensador alemán W. Goethe: «El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada». ¿Queremos una sociedad constituida por personas que no se equivocan nunca? ¿La clave no reside más bien en actuar y seguir adelante, a pesar de los errores y fracasos, en lugar de sacar solo pesimismo y amargura? ¿Acaso el fracaso existe? ¿O es tan solo nuestra percepción e interpretación de los resultados? ¿Y si no existiera? El fracaso, tal y como lo definimos, no debe ser considerado como un final. Este concepto ha de ser sustituido por otro que lo asocie a un vector de cambios, de mejora, de evolución, de adquisición de conocimientos y competencias nuevas, enriquecedoras. Aún así, aunque aceptar el fracaso constituye, sin duda, un primer paso fundamental. Este paso debe estar acompañado de una fuerte toma de consciencia del proceso que uno ha atravesado, de un análisis crítico y agudo que permita reajustar la actitud ante los acontecimientos. La importancia de la educación emprendedora La formación de las personas me lleva a plantearme una reflexión fundamental: ¿cómo incentivar la educación emprendedora en Europa, y sobre todo inventar nuevas formas de enseñanza adaptadas al pragmatismo del emprendimiento? Siempre he considerado que, a través de métodos de educación apropiados, las sociedades pueden fomentar el espíritu para que florezcan iniciativas emprendedoras que permitan la creación de nuevos negocios, creen empleos y generen riqueza. El vínculo entre el mundo escolar y el mundo laboral necesita ser reforzado; desde un principio: las escuelas, los colegios y las universidades pueden funcionar como un catalizador. Sin caer en la alabanza del sistema educativo americano, debo reconocer que el fomento del espíritu emprendedor tiene allí una larga tradición, en comparación con Europa, donde desgraciadamente su desarrollo ha sido mucho más lento y donde se observan conductas mucho más moderadas en la toma de riesgos. Según Marc Vidal, economista y empresario, la condición para crear una pedagogía adecuada para el desarrollo de estas competencias es que las personas que las impulsen crean en ellas de forma auténtica. «Una persona puede descubrir y creerse su espíritu emprendedor en cualquier momento de la vida, pero hace falta vivirlo, disfrutarlo y sufrirlo en la propia piel para poder trasmitirlo a los que le siguen o pretende que lo hagan. La pedagogía adecuada es aquella que procede de testimonios reales, de las personas que realmente han vivido cómo un proyecto se convierte en empresa, cómo un pequeño imprevisto puede trastocar todo un plan o, al contrario, abrirle las puertas hacia nuevos caminos. El ímpetu y el espíritu que te trasmite una persona que ha visto su propio sueño hecho realidad son mucho mayores que los que te trasmite una persona que se basa en teorías y prácticas que nunca ha llevado a cabo». El punto de partida del fomento del espíritu emprendedor se encuentra en la educación: en la escuela se debe desarrollar más el hábito de la reflexión que el de la competencia, porque lo que rige el nuevo mundo es la colaboración. Encontrar un equilibrio entre los valores existentes y los nuevos tiene que ser el motor de este proceso de cambio. Nuestro objetivo debería ser la construcción de un espacio donde predomine el libre albedrío y donde los jóvenes puedan elegir los valores con los cuales se identifican, ya que, al fin y al cabo, tal como subrayaba el pensador Jiddu Krishnamurti, «la educación, en su verdadero sentido, es la comprensión de uno mismo, porque dentro de cada uno de nosotros es donde se concentra la totalidad de la existencia». Me entrevisto con André Vanyi-Robin, un emprendedor francohúngaro, cuya trayectoria me intriga y cuya fuerza de voluntad me asombra. ¿Cómo un camino emprendido con tanta pasión se puede convertir en tu peor pesadilla? ¿Cómo alguien que se arruinó dos veces pudo seguir adelante? ¿Cómo llegó a convertir estos fracasos en experiencia? ¿Qué aprendió?... Durante nuestro encuentro André narra los momentos más dramáticos que vivió en los procesos emprendedores que lideró: las dos veces en que se arruinó, sus luchas para conseguir financiación, los errores en la gestión de las deudas, y las quiebras de sus empresas. Y me cuenta también lo que le permitió salir adelante y volver a empezar, su responsabilidad en lo que le ocurrió y lo que supusieron para él estas pérdidas. Incide en la importancia de enfrentarse siempre con los problemas, de autoconocerse en un proceso emprendedor y en la necesidad de aprender a evitar la magnificación de los errores. André expone sus reflexiones sobre la manera de sobrellevar el equilibrio entre la vida personal y profesional; sobre la forma de cerrar una empresa; crear un proyecto sin tener una idea revolucionaria; gestionar las relaciones con los socios y empleados; y cómo hacer crecer una start-up. Para finalizar, pone de relieve el papel de los errores en su aprendizaje. A lo largo del relato de André aportaré puntualizaciones, ideas y datos que permitirán poner en contexto sus reflexiones personales y experiencias en el mundo emprendedor. Asimismo, los contrastaré con las opiniones y experiencias de otros emprendedores. Este conjunto de contribuciones adicionales se distinguirán fácilmente de la narración de André, ya que estarán enmarcadas y aparecerán con una tipografía distinta.

Historia de un emprendedor reincidente La desesperación No hundirme emocional, física y mentalmente ha sido mi mayor logro tras haberme arruinado dos veces en mi vida. Tenía tentaciones de caer en el victimismo y a veces me machacaban los pensamientos furtivos de desaparecer. Sin embargo, al contemplar a quienes dependían de mí, me enderezaba y me sonreía amargamente pensando que las cosas no son tan fáciles. No podía actuar desesperadamente y dejar a mis hijos sin padre y sin rumbo. En una ocasión, adelantaba los coches para abrirme camino en la autopista I-95 camino hacia Boca Ratón, Florida cuna del ordenador personal de IBM, cuando el viento aireaba mis pensamientos, impidiéndome centrarme en las causas de mi situación. Sobre el puente de Downtown Miami me invadió un extraño deseo de girar bruscamente el volante y terminar en el río. Tan pronto como quise hacerlo, recordé que no había pagado el seguro de vida, fuente de bienestar para mi familia en caso de mi fallecimiento, lo que me provocó una risa digna del humor más negro. «¿Será posible?», pensaba. En mi rostro, que veía en el retrovisor, se dibujaba una sonrisa pícara. ¿Cómo podía pensar, aunque por un instante, en acabar con mi vida? ¿Cómo había llegado a esa situación? ________________________________________ El suicidio causa más víctimas que la suma de guerras y homicidios. Los períodos de crisis y la situación económica influyen en el número de suicidios que se producen cada año. Según el sociólogo francés Émile Durkheim, «las crisis económicas», como toda falta de seguridad económica, «tienen una influencia agravante sobre la tendencia al suicidio». Sin embargo, en España, según el INE, la tasa de suicidios en 2011 no aumentó respecto al año anterior, y en general no ha dejado de caer en toda la década pese a la crisis. El país destaca como uno de los que tiene menor tasa de suicidio, muy por debajo de la media de la OECD. Es probable que en España existan otros factores que minimicen la tendencia al suicidio, como la seguridad familiar o los servicios sociales. El 14 de abril de 2000, el NASDAQ bolsa de valores estadounidense de tipo tecnológicosufría su primera bajada desde hacía años. Aquel día fue el punto de inflexión, cuando la euforia ilimitada de las «punto com» llegó a su techo y topó con la realidad; el mercado y la bolsa nunca más volvieron a ser iguales. A partir de entonces, la rentabilidad de un modelo de negocio era el criterio que determinaría el éxito de una compañía o su fracaso. Sentado en mi despacho, contemplaba la cara de circunstancias de mi director financiero. Me acababa de repetir por tercera vez lo que no quería escuchar: — Gastamos más de lo que facturamos. No podremos afrontar el pago de las nóminas el mes que viene. La única vía es despedir a la mayoría de la plantilla para que la facturación y los cobros puedan financiar los gastos de la compañía. — ¿Cómo es posible? — Gastamos más de lo que ingresamos. ________________________________________ Francesc Riverola, presidente y fundador de FXStreet, señala que el fracaso es omnipresente y, por este motivo, no debemos tener miedo a la hora de trabajar o emprender. «El fracaso está ahí, solo varia el grado de fracaso, pero es imposible no fracasar. Nadie se escapa.... nadie.» Según él, uno de los errores más frecuentes es asimilar los problemas de la empresa con el fracaso personal. El fracaso está «en muchísimos de los proyectos que se inician y que no interesan a tu público, en pérdidas de relaciones que mantenías con clientes o en no satisfacer sus necesidades adecuadamente.... y el mayor de ellos, en recursos humanos. Tener que despedir a gente me genera una gran frustración, pero siempre llega tarde y mal».0

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