Al valorar a un individuo solo por aquello que posee, la sociedad consumista contemporánea se presenta como una caricatura de las descripciones ofrecidas por las diferentes corrientes budistas. El núcleo histórico de la coherencia doctrinal budista parte de una constatación sobre la avidez que caracteriza los actos de los hombres comunes. Los frutos mentales que producen crean mundos insatisfactorios. El proyecto budista consiste en liberar a los seres de este deseo nefasto, de un modo definitivo.