A menudo se culpa al «consumismo» de los desastres económicos y ecológicos, junto con lo que genéricamente se denomina «materialismo». Esta forma de pensar no llega a las raíces del problema, pues tiende a culpar a los individuos, y es incapaz de producir alternativas reales cuando intenta reemplazar lo que se llama «materialismo» con actitudes no materiales, que algunos confunden con la espiritualidad. En este artículo se aborda el consumismo y el deseo en sus niveles más profundos con el objetivo de ofrecer alternativas inspiradas por las tradiciones fundamentales de las religiones abrahámicas.