El predinástico egipcio aúna los acontecimientos que habrían de culminar en el advenimiento de la monarquía dual y la unificación de las Dos Tierras, el Alto y el Bajo Egipto. Esta unión instituiría un símbolo del poder absoluto del monarca y, sobre todo, un soporte de la fortaleza de Egipto fuera de sus fronteras, ya que los períodos de crisis a lo largo de la historia de Egipto coincidirían con la desmembración del país. Desde el punto de vista artístico, las obras elaboradas en este período desarrollan motivos iconográficos que, si bien ya se habían ensayado en época prehistórica, se consolidan como fundamentos del poder político y religioso. Por otra parte, las técnicas artísticas, así como la propia escritura jeroglífica, consolidan una concepción plástica que sienta las bases de la evolución del arte egipcio en época dinástica.