El panorama urbanístico que encuentra el Islam en la península a su llegada es auténticamente desolador. Paulatinamente se había ido produciendo una inevitable decadencia de la ciudad, se había ido perdiendo la organización que regía a la ciudad visigoda, y los nuevos habitantes se encontraron el ?campo libre? para crear sus ciudades, unas veces de nueva fundación y otras sobre terrenos romanos o godos. Frente a lo que se había realizado en ciudades como Bagdad, en las que se pretendía llegar a la perfección incluso creándose un concepto ideal del urbanismo, la ciudad hispanomusulmana adquiere otra concepción. La aglomeración de población hizo cambiar la imagen de ciudad romana que se tenía, los musulmanes impusieron una nueva forma de urbanismo desconocida hasta entonces en Occidente, una forma basada en la casi total ausencia de normas; la ciudad crece según los deseos de los habitantes sin más límite que el respeto al vecino.