La década de los cincuenta en el cine español arrastra como una losa la programática definición que Bardem utilizó para referirse a una época de cambios políticos, sociales y económicos que también tuvieron su reflejo en todos los ámbitos culturales incluida nuestra cinematografía. La caída de Cifesa se contrarresta con el surgimiento y el desarrollo de nuevas productoras. Los géneros tradicionales se van a transformar y se dirige así una nueva mirada hacia el folclore español. El cine musical se renueva de la mano del ciclo del cuplé gracias al cual la sensualidad de Sara Montiel alcanza el estrellato. Pero lo que llama la atención de esta época es que el cine español empieza a salir a la calle, haciendo referencia a los problemas del ciudadano medio con la aparición de un neorrealismo a la española: se recupera el sainete popular como forma de expresión autóctona y aparecen autores capaces de dotar de una nueva estética a la construcción de nuestro imaginario fílmico (Bardem, Berlanga, Fernán-Gómez, Ferreri y el primer Saura, entre otros).