Sixto, el protagonista principal de Las lanzas rotas, nació en la Hispania del siglo I, en el país de los pelendones. Es, por tanto, un celtíbero de pura cepa. Fue criado en Tarraco, bastión romano en la península, y después enviado a Roma, dentro de la política imperial de control de las principales familias de sus aliados al hacerse cargo de la educación de algunos de sus hijos. Concluida su formación, Sixto regresa a la patria, a la ciudad hispana de Gémina, donde todo el mundo lo mira con cierto recelo. Aunque el recién llegado desea ganarse el respeto de sus paisanos, no tiene muy claro si alguna vez dejará de sentirse medio extranjero en su tierra. Pronto, no obstante, el destino le brindará la ocasión para hacerse un nombre: han llegado a Gémina noticias alarmantes sobre la aparición en la región de un enorme oso devorador de hombres, y en pocos días se organiza una partida de caza. Para sorpresa de todos el joven Sixto solicita ser incluido en el grupo. Pero la fiera es realmente sanguinaria y astuta, y algunos fanáticos lugareños empiezan a rendirle culto con el nombre de Andartarón, dios de la muerte roja...