En un mundo globalizado en el que la realidad está formada por constantes hibridaciones, así como por flujos, vecindades e intersecciones igualmente continuas, se impone una epistemología más interesada en la sutileza que en la certeza. De este contexto y de la tecnología que lo acompaña surgen nuevas formas de representación donde lo mecánico, permanente y absoluto se transmuta en formas fluidas e interactivas que conducen a un pensamiento necesariamente abocado a lo sutil e instalado en lo fronterizo. El principal objetivo de este trabajo es el estudio de la forma interfaz como nuevo sistema de representación. La idea que se tiene de las interfaces es puramente funcional y está relacionada con el ámbito del diseño de programas de ordenador. Sin embargo, su fenomenología es mucho más compleja y se entronca con los fenómenos de hibridación contemporáneos, a la vez que materializa las posibilidades del necesario saber transdisciplinar. Puede considerarse una forma simbólica, articuladora del imaginario social contemporáneo a través de representaciones activas.
Este nuevo tipo de ordenación visual, que viene a culminar el proceso de superación de la visualidad clásica que se inició con el cine hace más de un siglo, obliga a reconsiderar aspectos de la epistemología y el método científicos tradicionales, así como a debatir con las propuestas de las neurociencias y la psicología cognitiva, a la vez que exige plantearse seriamente la relación crucial de la tecnología con el conocimiento. Todo ello conlleva asimismo una reactivación del olvidado papel del sujeto en todas estas formaciones.