Insólito estudio sobre la relaciones entre España y Japón durante la Segunda Guerra Mundial.
El interés que la historiografía ha mostrado hacia las relaciones de la España franquista con la Alemania nazi y la Italia fascista ha provocado que se olvidaran las existentes con el régimen japonés, que también formaba parte del Eje. Y tales relaciones, a pesar de la lejanía y las dificultades de comunicación, tenían que ser relevantes en la estrategia de Japón que, ya enfrascado en una guerra de conquista en China, había abierto nuevos frentes de batalla en el sudeste asiático y el Pacífico en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Las posibilidades de cooperación entre ambos regímenes tuvieran nuevas dimensiones con la expansión continental de los años 1940-41 y, posteriormente, con las actividades que asumió Madrid por cuenta de Tokio después de Pearl Harbor: el espionaje y la protección de las numerosas colonias de emigrantes japoneses en elcontinente americano, las más importantes que realizó un país neutral. El distanciamiento español de Japón cuando terminó el ciclo de victorias militares del imperio -Franco incluso llegó a especular con una declaración de guerra en marzo de 1945, que rechazaron los aliados- sirvió de ensayo al régimen para la previsible ruptura con Alemania e Italia y el acercamiento a los Aliados.
La característica fundamental de los contactos es que, a diferencia de los que mantenía el régimen con Alemania e Italia, nunca se desarrollaron bajo el signo de la afinidad cultural e ideológica, sino sólo como alianza utilitaria. Por eso para Franco -que creía que la derrota de Japón era consecuencia de la incapacidad de los orientales para acceder a la civilización- la ruptura no fue difícil.