Bajo la dinastía ostrogoda y el gobierno de los Amalos, Italia fue un modelo de coexistencia religiosa y así ha sido considerada por los historiadores de la Reforma. Bajo Teodorico, los Amalos, que eran arrianos, gobernaron diferentes pueblos, culturas y religiones en armonía cultural y religiosa. Sin embargo, se han dado diferentes interpretaciones con respecto a la esencia de su comportamiento en materia religiosa. Por una parte, han sido considerados como anticipadores de las modernas creencias socio-políticas, respetuosos con las diferencias, y, por otra, se ha mantenido que su política de tolerancia estaba dirigida a mantener la separación y a evitar cualquier forma de fusión. Religionem imperare non possumus, quia nemo cogitur ut credat invitus y cum divinitas patiatur diversas religiones esse, nos unam non audemus imponere: estas dos sentencias, tomadas de las cartas de las Variae de Casiodoro, han llevado a pensar que la política religiosa de los Amalos conllevaba el respeto al derecho de todas las religiones a existir, sobre la base de que no se podía intervenir en los asuntos de fe porque la existencia de varias creencias era un hecho querido por Dios. Este estudio reconstruye, a partir de hechos históricos, las distintas actitudes de los reyes ostrogodos hacia los distintos grupos religiosos. Se puede concluir que no todos los reyes mantuvieron la misma política y que, a pesar de las declaraciones de principio, ésta estuvo guiada por las circunstancias y el oportunismo político.