En este estudio analizo el comportamiento de dos protagonistas de la historia tardo-antigua, el emperador Juliano y el obispo Juan Crisóstomo, ante los sucesos ocurridos en Dafne (Antioquía) cuando Juliano ordenó exhumar las reliquias del mártir Babila y trasladarlas al cementerio de la ciudad. Se exponen en primer lugar las medidas y disposiciones legales adoptadas por Juliano contra los cristianos que lideraron esos acontecimientos y, a continuación, las descalificaciones vertidas por el escritor cristiano contra los paganos y la idolatría, así como sus argumentaciones en defensa de su religión. De esta forma he constatado que unas y otras resultan enormemente intolerantes. También se pone de manifiesto que los insultos y reproches de inmoralidad de Juan Crisóstomo contra sus opositores no incorporan novedades a las reiteradas acusaciones efectuadas siglos antes por los paganos contra los fieles de la nueva religio. Se produjo únicamente un cambio en los papeles de perseguidores y perseguidos. Por último se comparan las actitudes de uno y otro y los episodios de fanatismo a que ésas dieron lugar, pero sin olvidarnos de que se verificaron en planos diferentes: a nivel teórico en el autor cristiano, que se sirvió de la literatura; en la práctica por parte del emperador, mediante edictos o medidas coercitivas.