Desde los años de juventud, Nietzsche considera el darwinismo como clima cultural de su tiempo. Esta «concepción de primer orden», mediada por Lange y Rée, no es extraña a las reflexiones sobre el origen y la naturaleza de los sentimientos morales propias de Humano, demasiado humano. A partir de 1880 el interés de Nietzsche se concentra en el evolucionismo de Spencer, a quien dedicará duras críticas que terminarán por investir también al darwinismo con su teleología y su visión unilateral de la lucha por la existencia. Sin embargo, no hay duda de que Nietzsche encontró en el darwinismo y en las preocupaciones de la época más de un punto para sus propias reflexiones originales.