Vivimos tiempos de crisis. Sobre todo en los países pobres de la Unión Europea, pero mucho más en la mayoría de los países del sur. Frente a los poderes financieros y del capitalismo neoliberal, crece la tentación de la desesperanza. Pero fueron tiempos de crisis, social, económica, política y religiosa, los que provocaron una literatura de resistencia frente al Imperio, que influyó decisivamente en el Nuevo Testamento. ¿Qué podemos aprender hoy de ella y, sobre todo, del Apocalipsis de Juan? El profeta Juan se propone concienciar a sus Iglesias para que desarrollen una resistencia lúcida frente al Imperio, desenmascarando su mentira y su falso poder. Y procura alimentar la esperanza de sus comunidades para vivir su fe cristiana y fomentar los valores alternativos del Evangelio, que son los que acabarán derribando el poder del Imperio romano. Contra las lecturas fundamentalistas, típicas de sectas marginales, el Apocalipsis no hace referencia tanto a los acontecimientos escatológicos al fin de los tiempos, sino al aquí y al ahora, que están viviéndolas respectivas comunidades. Y da pistas para una respuesta cristiana que sea fiel al Evangelio.