Este viaje no precisa del conocimiento de lenguas exóticas, no requiere reserva previa ni vacuna contra el paludismo. Se puede emprender en cualquier época del año, porque las Extinta no son un destino habitual, y apenas encontrará otros viajeros por el camino, almas errantes de esa privilegiada minoría capaz de eludir el turismo masivo. Los diferentes islotes del archipiélago provocan emociones encontradas en el viajero. Desde la sensación de haber pisado antes algunos paisajes hasta la ilusión de haber descubierto otros más inhóspitos, privados, en la lenta compañía de la nostalgia. Entre las características geológicas del conjunto se encuentran las grandes reservas narrativas y algún que otro depósito de lirismo, la brevedad, la intertextualidad, la metaficción y la ambigüedad semántica. Por cuestiones de seguridad se recomienda seguir la hoja de ruta trazada: hacerse a la mar, hacerse a las letras, leer cualquier mensaje hallado en una botella y, para regresar, tomar los beneficios de una rápida ruta astral no exenta de sorpresas. Será un viaje ágil pero inolvidable, ya que el eje de esta aventura es, irremediablemente, la expedición a la verdad.