La búsqueda de la identidad como elemento preciso para no sucumbir ante la vida, es el epicentro de esta novela. El primer día de primavera, en el ya desaparecido rompeolas barcelonés, un indigente de buena familia trata de pasar sus últimas horas, antes de inyectarse una dosis letal con la que acallar sus remordimientos. A escasos metros de la roca elegida, una mujer embarazada e ilegal está a punto de permutar sus sueños de inmigrante por una vida convencional. En el mismo paraje y usando un vehículo como atalaya, un joven estudiante de cine, atormentado por la incurable locura de la mujer que ama, elige su cámara para ser testigo de una inesperada confesión. Rompeolas es una novela a tres voces con sus respectivos puntos de vista y sensibilidades, en la que los tres personajes han subsistido sin saberlo a la espera de este día, interponiéndose entre ellos un secreto tan capaz de destruirles como de salvarles. La tensión aumenta a cada página, albergando el tesón de todos ellos por escarbar en las verdades que se callan y las mentiras con las que conviven. Al igual que el dique del rompeolas fue separado de la ciudad diez años atrás, sus protagonistas sufren de severas amputaciones emocionales que les hará replantearse cuantas distintas soledades acechan al ser humano. Al cabo, tal vez la felicidad en soledad no existe.