Un hombre sosegado y discreto se sienta a tomar una taza de café en una de las plazuelas salitrosas aledañas a un puerto imaginario y las historias que discurre, a medida que avanza la tarde, son los instantes que han quedado grabados en este mosaico narrativo, en este jardín de cuentos que se bifurcan cuando un extraño contempla las orillas de la memoria.
Los cuentos del escritor ecuatoriano Javier Vásconez detentan las virtudes de una imaginación incesante y vasta en matices insospechados, que fluye hacia una narrativa minuciosa.
El arte narrativo de Javier Vásconez, su prosa velada que por momentos irrumpe en una enigmática transparencia corresponde al de uno de los escritores más insondables de la literatura latinoamericana de estos tiempos.