Se ensaya en este artículo una metodología nueva en el estudio de Nietzsche: poner en conexión la estructura profunda de su pensamiento con sus manifestaciones de superficie en forma de obras. Esta metodología es especialmente indicada en el caso de Nietzsche por la variación constante de su pensamiento. Se aplica a un solo aspecto: su interpretación juvenil de Heráclito y su conceptualización madura del «mundo». No solo el texto de madurez aclara y desarrolla ideas del texto de juventud, sino que el texto de juventud enmarca la posible interpretación de la obra de madurez, sin que ninguno de los dos pierda originalidad: se aclaran mutuamente.