La investigación sobre los textos bíblicos de Qumrán ha privado de sentido a gran parte de las mutuas acusaciones entre judíos y cristianos de haber corrompido las Escrituras. Con anterioridad a la aparición del cristianismo existían diversas ediciones o formas textuales de los libros de la Biblia. El cristianismo asumió una tradición textual hebrea, la traducida en la versión griega de los Setenta, mientras que el judaísmo rabínico siguió la tradición textual conservada por el texto masorético. A juzgar por la pluralidad de textos bíblicos y por la literatura judía que el cristianismo hizo suya, el movimiento religioso surgido en torno a Jesús parece enlazar con el judaísmo de la diáspora aramea, anterior o independiente de la situación derivada de la reacción macabea, más que con el judaísmo de la época de Qumrán y del mismo Nuevo Testamento en Palestina.