Los misterios griegos son para Nietzsche una de las expresiones más originales y significativas de la espiritualidad antigua. En el curso de su vida y de sus estudios se dirigirá a menudo a los misterios con la curiosidad del filólogo y del etnólogo, pero también con el ojo especulativo del filósofo. Al análisis histórico en extensión hace de contrapeso un intento continuo de transformar la semántica del fenómeno de los misterios, a lo largo de un recorrido a menudo difícil y errático que atraviesa toda la obra del autor.