Este estudio quiere recuperar el sentido cultural y la función literaria de la presencia en Mc 1, 21-28 de dos temas aparentemente dispares: la autoridad de la enseñanza de Jesús y su poder para realizar exorcismos. Estudios antropológicos sobre el fenómeno de la posesión y la práctica exorcista en culturas preindustriales permiten concluir que la yuxtaposición de estos dos temas refleja la exigencia que dichas culturas imponen a los innovadores religiosos de legitimar sus propuestas mediante la exhibición de poderes espirituales extraordinarios.