Al cristianismo se le acusa, con frecuencia, de ser una religión negativa, contraria al cuerpo, a la sexualidad, a la libertad, a la tolerancia. y a tantas otras realidades tan humanas y gozosas. Sin embargo, nada más lejos de la verdad. ¿Cómo es posible que se haya dado un desajuste tan grave entre lo que el cristianismo es y lo que parece? Quizá porque el mundo no entiende la cruz. La cruz no es negación, sino camino para lograr la vida, la libertad, la paz, la amistad. Sin cruz, nada humano tiene futuro.
Aquí ofrecemos numerosos textos en los que Benedicto XVI presenta a los jóvenes estas cuestiones.