El papa Benedicto XVI realizó los días 6 y 7 de noviembre de 2010 un breve e intenso viaje apostólico a España, concretamente a las ciudades de Santiago de Compostela y Barcelona.
Y si hubiera que buscar una palabra que definiese la visita papal, esta sería «hermosura». Porque las treinta y dos horas de la presencia del Sucesor de Pedro en esta tierra e iglesia apostólica de España fue un espléndido, bello y hermoso ejercicio del encuentro, del servicio y del testimonio de la Iglesia en favor de la sociedad, en este caso la sociedad española, y desde ella para Europa y para la entera humanidad.