Argumento de La Compañía de Jesús: Misión Abierta Al Futuro
Al final de este año de centenarios ignacianos, sellado por la muerte del carismático P. Arrupe, un jesuita reflexiona en voz alta sobre la Compañía de Jesús como misión abierta al futuro. Como el amor, también el futuro se gana con obras más que con palabras. El autor se encara con las dificultades que encuentra la vocación que él y sus hermanos aman, en este tiempo "extintor-de-tradiciones".
Lejos de desanimar, estas dificultades empujan a los jesuitas de hoy a redescubrir fundamentales convicciones y talantes que vivieron hace 450 años los primeros compañeros en un tiempo de singular dificultad también. El futuro de la Compañía depende de la libre iniciativa de Dios, que es quien puede darle su futuro como la libre iniciativa de Dios, que es quien puede darle su futuro como quiso darle comienzo. La Compañía es "mínima" arcilla en las manos de quien puede rehacerla. Lo decisivo para los jesuitas es rehacer su identidad en la fragua de los Ejercicios, reinterpretados desde el contexto cultural y estructural de nuestro tiempo.
A esta luz se destacandos rasgos de la Compañía de Jesús contemporánea: la redenfinción de su misión como servicio a la fe y promoción de la justicia y el encargo de combatir las diversas formas de ateísmo. Ambas tareas resultan retóricas si los jesuitas no realizan, en auténtica reinterpretción actual, dos deseos fundamentales de los primeros compañeros: "Ser libremente pobres ", "y ... sin embargo, instruidos".
La cuestión de fondo es la permanente conversión de "personas, comunidades e instituciones ". ¿Está teniendo lugar? Arrupe, primero, y Kolvenbach ahora no dejan de preguntárselo, fraternal y críticamente, a sus compañeros.0