El desierto de Nuestra señora de las Nieves, un convento eremítico de los carmelitas descalzos situado en la soledad de la sierra que da nombre a su advocación, fue fundado en el mismo umbral del siglo XVII sobre una humilde ermita erigida ya a principios del XVI justo en el límite de términos entre El Burgo y Yunquera, la cual fue durante muchos años lugar de retiro y penitencia de numerosos y afamados ermitaños. Un sitio donde se mezclan vivamente la leyenda y la historia, donde se funden las vidas de aquellos primitivos y pioneros con las de los venerables padres que a posteriori habitaron el yermo carmelitano. Testimonio de ello son los orgullosos y enhiestos restos que aun hoy se yerguen en este mágico y, a la vez, santo lugar, conservados y rehabilitados con mimo pro sus propietarios durante generaciones, y que parecen resistirse a desaparecer, haciendo frente con osadía a la necedad de los hombres (quod non fecerunt barbari.), y a la incuria de los tiempos.