Si en la novela El Pirata Santiago Mediasuela llega a Xàtiva viajábamos por la geografía peninsular de la mano de un patético corsario y en la obra Crónica Breve; hierro, linaje y brujería nos transportábamos a través de la historia, en Fraile a la Carta descubrimos el toque del autor en las continuas ironías, la velocidad de la narración y la caracterización de los protagonistas, amén de una puesta en escena a medio camino entre la picaresca más ácida y la crítica más desatada.
Las tropas revolucionarias galas acechan desde el otro lado de la frontera y sólo el intrépido e inconsciente fraile podrá detenerlas. Para ello, una carta, una misión secreta y el codiciado brebaje hecho con uña de dragona. ¿Quién ha dicho que en el siglo XIX no quedaban dragones por la sierra de Aralar?