El encuentro entre Prudencia Prim, la bibliotecaria protagonista, y San Ireneo de Arnois, comarca francesa a la que acude en busca de trabajo, resultará ser de lo más enriquecedor para el crecimiento personal de esta mujer, encorsetada entre su rectitud, sus prisas y sus aspiraciones.
El hombre del sillón, los niños que tiene a su cargo, la liga femenina del pueblo y otros personajes ayudarán a Prudencia a desprenderse de las cadenas de su nombre y alcanzar, entre otras, la belleza, la delicadeza y el verdadero amor, que no sabía que buscaba, pero que tanto necesitaba.
La claridad de los habitantes de esta región, no sólo pertenece al cuerpo -que tanto cuidan con té y deliciosos bizcochos-, sino más bien a la categoría del alma: vivir sincera y generosamente con los demás y con uno mismo. Este será el verdadero despertar de nuestra protagonista.