En septiembre de 1953, Hans Arbogast, un joven representante de mesas de billar, casado y con la vida apacible de un hombre al parecer honrado e íntegro, recoge a Marie Gurth, que hacía autoestop en la carretera. La mutua atracción sexual es casi inmediata y será fugaz. Hasta tal punto que Marie muere misteriosamente tras alcanzar el orgasmo. En el juicio, y a pesar de que no hay pruebas que puedan incriminar a Hans, el jurado atiende al alegato del fiscal del Supremo y lo condena a cadena perpetua por «homicidio por razones sexuales». Catorce años después informan a Arbogast, en la cárcel, de que se reabre su caso. ¿Podrá al fin dilucidarse qué pasó aquella tarde de 1953? En la reconstrucción del proceso, Hettche retrata con rigor y minuciosidad no sólo a las personas involucradas, siguiendo paso a paso el desarrollo de los hechos en la Selva Negra, Tessin, Frankfurt y Berlín Este, sino también a la Justicia y la sociedad alemanas de posguerra.