Fernando, joven pintor sevillano, traba amistad con Irvin, un inglés de visita en Sevilla. Irvin, que es gay, hace amistad con Fernando, que no comparte sus ideas sobre el sexo. Meses después Irvin invitará a Fernando a pasar un verano en su casa de Salisbury. En esta bella localidad de la Gran Bretaña, Fernando se topará con diversos problemas, de los que procura salir airoso.
Con una brillante capacidad de fabulación, el autor nos muestra un mundo lleno de buenas voluntades y prejuicios; de respeto hacia los demás y, a la vez, de un furibundo desprecio.
La amenidad y el humor de este relato hacen que su lectura sea fluida y que, dentro de unos sucesos aparentemente banales, el lector pueda reflexionar sobre la importancia del respeto a las personas, independientemente de que esté en desacuerdo con sus ideas o modos de vida.
No estamos ante una novela de humor morboso, se trata más bien de un planteamiento optimista sobre el amor y la conducta sexual.