Para Philippe Sollers, novelista metido a biógrafo, Vivant Denon es uno de los personajes más fascinantes e inclasificables de la cultura francesa de los siglos XVIII y XIX Diplomático, tal vez agente de inteligencia, grabador, pintor, dibujante, museógrafo, saqueador de obras de arte, Vivant Denon fue, además, escritor libertino, un francés típico y atípico de su época entre el Antiguo Régimen y la Restauración. La suya es, aparentemente, la historia de un viajero, uno de aquellos viandantes del siglo XVIII que confiaban en el mundo y en la propia razón que era universal, y se dedicaban a conocer mundo: la Rusia de la despótica, ilustrada y excitable zarina, la Suiza de Voltaire y la indefinible Nápoles de los Borbones. A la vez, los restos, cada vez más visibles, de las ciudades romanas hundidas en la ceniza y los vestigios fundacionales de la Magna Grecia.