Argumento de Simone
Un escritor vaga en solitario por la ciudad de San Juan, se sienta en un café o lee un libro, rodeado de pedazos de cosas con que poblar las horas, relatando lo que pasa sin que nada pase. Habitante de una isla olvidada, reino de lo invisible, el escritor anota en su cuaderno, en breves fragmentos, el frágil contenido de sus días de supervivencia, dando el pulso de una crónica urbana. Un día, la realidad se contradice y le ofrece un juego inquietante de seducción intelectual en sucesivas entregas que no sabe si son mensajes, citas u obras de arte. Y entonces le surge la ilusión de que aquellos anónimos firmados por un alias, Simone, los envíe una mujer de la que enamorarse. El escritor conocerá a Li Chao, una obrera china que huyó durante la Revolución Cultural de su país y es condenada a un trabajo esclavizado en Puerto Rico, redimiendo su dura cotidianidad en la literatura. Fruto de una búsqueda o una persecución, esta intensa historia de amor nacerá con el trago amargo del desastre.
En Simone Eduardo Lalo regresa a su ciudad, San Juan, y recorre sus calles, plazas y librerías, para narrar, describir, interrogar y visibilizar la capital de Puerto Rico, ese país invisible a la mirada ajena de la vieja Europa, imagen de la distancia, el abandono y el aislamiento. La ciudad no sólo contiene la vida a secas, sino también la totalidad del mundo y con él la propia vida. En un país que no existe, el protagonista de esta historia, un escritor marginado, piensa desde la nada y escribe y lee convulsivamente para no derrumbarse, hasta no distinguir la vida sino a partir de la tinta impresa. Ciudad y vida entremezclan su intimidad. Lalo, que pertenece a una larga lista de escritores marginados, pone en escena la continua pregunta sobre la condición de la escritura, su necesidad inútil e ineludible, como gesto primario de supervivencia y libertad.0