Las siestas y los arroyos, los cardos y las máquinas, los caminos del litoral argentino. El calor. Compañeros, hermanos, abuelas, padres, amantes, amigos. Y, entre todos ellos, los códigos tácitos que revelan el carácter de los vínculos que los unen o los diálogos que los consienten y transforman, pero que solo una autora de su talento permite que se escuchen cuando se los lee. En El desapego es una manera de querernos, Almada despliega toda la original potencia de su prosa.
Críticas:
«Selva Almada puede seguir hablando desde las esferas de la soledad de los territorios humanos, condenados desde su misma génesis; de la "muerte" como una cosa "vacía y oscura"; puede seguir hablándonos desde los márgenes, con esa violenta claridad de su lenguaje.»
Luis Guillermo Ibarra, La Jornada, México
«Es literatura de provincia, como la de Carson McCullers, por ejemplo. Regional frente a las culturas globales, pero no costumbrista. Justo al revés de mucha literatura urbana, que es costumbrista sin ser regional.»
Beatriz Sarlo, Perfil, Argentina