La cuestión de la verdad, y los niveles que en ella distingue, ocupan el centro de la teoría nietzscheana del conocimiento. Partiendo de una interpretación de Heidegger muy importante, se explora en este trabajo la tan peculiar mismidad de conocimiento y arte que se plasmaría en el entendimiento de la verdad como justicia. La teoría nietzscheana del conocimiento se aplica entonces, justificándose a sí misma con esta tarea, a mostrarnos esa justicia como objetividad pero sobre todo como aprobación de lo real. Y ello siempre en el marco de una concepción del conocimiento como relación bélica de las pulsiones entre sí.