Para otros, la Muerte es la liberación. El Alma, hecha luz, se desprende del cadáver y se eleva hacia el cielo, rodeada de ángeles y de espíritus gloriosos.
El ser que acaba de morir sigue las leyes inmutables fijadas por la naturaleza y prosigue su evolución sin que sus creencias personales deban intervenir.
Si, tal como nosotros mismos lo creemos firmemente, algo de nosotros subsiste en otro plano, es algo que, tarde o temprano, todos llegaremos a constatar.
Entonces, ¿para qué discutimos de antemano?
GÉRARD ANACLET VINCENT ENCAUSSE, también conocido como Papus, fue un médico francés nacido en La Coruña, hijo de padre francés, el químico Louis Encausse, y de madre española, Irene Pérez.
Inició sus estudios en la Facultad de Medicina de París, pasando las tardes en las Biblioteca Nacional de París, o en la Biblioteca del Arsenal, estudiando a los autores clásicos de la alquimia y de la cábala y se hizo miembro de la rama francesa de la Sociedad Teosófica. Se doctoró en Medicina con una tesis sobre Anatomía Filosófica y abrió una próspera clínica en la rue Rodin.
Más tarde creó los Grupos independientes de estudios esotéricos, las primeras Logias Martinistas y la Facultad de Ciencias herméticas. Fue nombrado Oficial de la Academia y Oficial de Instrucción Pública.
Recorrió varios países de Europa estudiando todo tipo de medicina, la oficial y la de los curanderos, aprendiendo procedimientos desconocidos para la medicina oficial. En muchas ocasiones, para efectuar el diagnóstico, observaba en primer lugar el cuerpo astral del enfermo.
Luchó constantemente contra el materialismo y el ateísmo, divulgando la espiritualidad.