Además de psiquiatras que acaban peor que sus pacientes, y desdichados actores dispuestos a hacer lo que sea para poder comer, desfilan por estos relatos sociedades estrafalarias, como la empresa que subasta en eBay oraciones para que se cumplan deseos... sin demasiadas garantías, e ingenuos a los que les quieren vender trajes que exhalan olores, proveen de agua o recargan el móvil con sólo frotarlo contra una de sus mangas.
Veinticinco años después de su último libro de relatos, Woody Allen vuelve a hacernos reír con sus historias: desde la policía hasta los gourmets, pasando por Mickey Mouse, los detectives privados o las guarderías, nada escapa a las ácidas burlas de Woody Allen en estos dieciocho relatos.