Exiliado en México desde 1939, fue profesor de Filosofía en varias universidades y colaboró activamente con el mundo del exilio. Desarrolló una intensa actividad intelectual en el ámbito de la filosofía y de la teología, con obras que han devenido fundamentales en la historia del pensamiento mexicano.
Gallegos Rocafull fue un hombre que se debió a una doble lealtad: a aquella España republicana, que debía comportar una sociedad más libre y justa, y a sus convicciones católicas, llenas de expectativas con la llegada al pontificado de Juan XXIII.