Esta obra reveladora pone de relieve el marco de destrucción en que se desenvuelve la tragedia humana del pueblo palestino: político en primer lugar, con la sucesiva eliminación de las posibilidades de lograr soluciones justas a una injusticia primigenia; después geográfico, con la construcción de asentamientos, el troceamiento del territorio ocupado por Israel y la «bantustanización» del mismo, hasta llegar al horror del muro de separación; y por fin, la destrucción económica y ecológica y la depredación de los recursos.
Ello explica, al menos parcialmente, el triunfo de Hamas, sobre el que también reflexiona esta obra, y hace más patente la necesidad de arbitrar soluciones que solo pueden basarse en una justicia que parece cada vez más alejada del horizonte político y ético de la comunidad internacional.