Ahora, de regreso de todo, Vero piensa que podría redactar una nueva versión de la guía, retirando de ella toda cosmética turística para obtener un libro muy personal que invitara a recorrer los otros lugares de interés.
Verónica acompaña a Daniel en un viaje de trabajo, que extenderán clandestinamente para disfrutar juntos de una ciudad desconocida. Debería ser la ocasión perfecta para recomponerse como pareja. Pero sus caminos ahora divergen sin remedio. Identificada con La Muñeca del artista alemán Hans Bellmer, Verónica decide buscar sola los mecanismos que puedan volver a estructurarla.
Si las guías de viaje suelen concentrarse en grandes monumentos, en veloces paseos urbanos, en edificios imperdibles, en esta novela, Enrique Planas propone, en cambio, un circuito marginal, íntimo e interior, en el que los mapas y los planos no remiten tanto a lugares como a cuerpos, con sus sensaciones y sus emociones, y dan indicaciones que a la vez orientan y pierden a sus personajes sobre temas como la maternidad, el amor y la identidad.