Con este texto, en el que Guido Tamayo recorre los últimos días de un
poeta quien reflexiona sobre la vida y la literatura, ganó el Premio
Nacional de Novela Breve organizado por la Universidad Javeriana
El desamparo recorre las páginas de El inquilino, la primera novela de
Guido Tamayo con la cual ganó el Premio Nacional de Novela Breve
organizado por la Universidad Javeriana.
Se trata de una aventura más que breve y más que intensa que parece
puesta ahí, al desgaire, pero está finamente construida entre el ritmo
de un tono literario que sabe disimular con equilibrio de malabarista y
que de entrada muestra un estilo bien particular. La obra de Guido
Tamayo la conforman escenas fugaces, instantáneas sin aparente
trascendencia, pero cada una de ellas es un relámpago que ilumina el
rastro y el alma de los fragmentos de una existencia que se refleja con
un sin sentido supuesto para comprobar, cada vez, la encarnación del
desasosiego y de la muerte que ya lleva puesta el protagonista desde
antes.
Pinta lo momentáneo que es permanente en una vida destinada al fracaso
no tanto por falta de ambición como de estrella, en donde el desolado
ambiente interior levanta la polvareda de la soledad que sólo espanta
sus ojos en el fondo de las copas de alcohol, un ángel de la guarda que
le impide la lucidez para verificar lo chato de una cotidianidad
enfermiza.