La vida transcurre a su debido tiempo sin esperar ni apurar los sucesos ennegreciendo de vez en cuando el trabajo de la memoria; a través de una línea atemporal que zigzaguea entre el pasado, presente y futuro, distorsionando la realidad según la voz que lo cuente y nadando entre recuerdos e imágenes sueltas se narra la historia de un ente algo especial que bien podría ser la tuya, la mía, la de ellos; la vida de cualquiera sin importar color o estupidez.
Esta en particular es una vida amarga y un tanto acelerada que persiguió hasta el cansancio la búsqueda del fin último en el cuerpo denso humano, la felicidad.
Sin importar todo lo que se pueda arrastrar en el camino abrazó a la noche con el alma a flor de piel y los ojos cerrados, coqueteando desaforadamente con el ocultismo, la religión, los credos, la psicología, filosofía, antropología y todas las idioteces cotidianas de un drogadicto se forma la banda de sonido de tan extraña música, MEMORIAS SECRETAS.
El autor nos regala una novela personal, oscura y autodestructiva pero fiel que mete el dedo en la yaga en todo momento mostrando de la mejor manera posible lo que es vivir siendo un enfermo en la vida, presentando una visión algo particular sobre la fe dependiendo de la necesidad del instante exacto y del grado de conocimiento a lo que imploramos ayuda.
Miré al Ángel que alargó los brazos, abrazó la llama, fue consumido y apareció como Elías. Este Ángel vuelto demonio, es mi amigo íntimo: juntos leemos la Biblia en su sentido infernal o diabólico que el mundo conocerá si se conduce bien. También tengo la Biblia del Infierno que el mundo tendrá quiéralo o no.
William Blake