Los personajes de estos relatos viven la imprecisión del mundo y sus incoherencias. Se pasean por él a veces de puntillas, y otras veces meten los pies hasta el fondo en los charcos. Juegan y se hacen preguntas. Quizá sea esa la esencia de estos cuentos: que sus personajes siempre se hacen preguntas. Aunque la mayoría de las veces no encuentran respuesta. Porque la vida es eso, una incógnita permanente.