En esta tumultuosa época entre milenios, tres poetas, cada uno en su estilo, brujulean por el mundo literario en busca de su lugar al sol. Uno de ellos ya se ha convertido en famoso, el otro aspira a serlo, el tercero, simplemente, se conforma con vivir pobre, pero subvencionado. La repentina irrupción de una mujer en medio de este trío hará que se tambaleen sus creencias y, en algunos casos, queden al descubierto sus imposturas. Un espeluznante y nunca visto accidente de ascensor será la espoleta que haga estallar toda esta pólvora prensada. Escrita en clave de humor, Vidas elevadas puede marcar un antes y un después en la vida del lector. Igual después de este libro, lo advertimos ya, no quiera leer ningún otro. Es posible que maldiga incluso el día en que le alfabetizaron. En todo caso, el lector con agallas encontrará, si busca de buena fe, un relato divertido donde la anécdota se convierte en categoría y sus tres tristes protagonistas poetas constituyen el reflejo de un tiempo de engaño, simulacro y pose que se viene abajo con la llegada de lo que realmente importa: una mujer realmente guapa, una conversación realmente interesante, unos versos realmente bien dichos?