José Antonio Ramos Sucre es uno de los poetas más originales de Venezuela. Su prosa poética irrumpe en la modernidad a través del retrato de un mundo pretérito, de exaltación fantástica, que entronca con el mito. Los protagonistas de estas estampas son un grupo de personajes extraviados y solitarios que, en un juego de otredad del doliente poeta, transitan y se demoran en una civilización regida por las fuerzas del mal: ausentes, habitan en una naturaleza perturbadora, sometida a la tiranía de un sol violento e implacable. Así, la crueldad, emblema del pensamiento negativo, aflora como único revulsivo posible: «Yo adolezco de una generación ilustre, amo el dolor, la belleza y la crueldad, sobre todo esta última, que sirve para destruir un mundo abandonado al mal». Con un lenguaje riguroso y acendrado y una poderosa imaginación, Ramos Sucre esboza en La torre de Timón una poética que desarrollará con fidelidad a lo largo de toda su insólita obra literaria.