La tragedia del ser humano actual consiste en que, habiéndosele negado el permiso para ser él mismo, ni siquiera ha ofrecido una mueca de resistencia. Dentro de este contexto, Occidente está descubriendo el Zen como un cambio de paradigma de la conciencia que tiene sus consecuencias sociales. En este trabajo el Zen es presentado como lo que es: no una ideología, ni un sistema de pensamiento, sino un ejercicio liberador. La experiencia del Ser que late tras el Zen, no es sólo posible sino necesaria, y para alcanzarla no es preciso ser monje, ni profesar cultura o religión alguna. A través del ejercicio del Za-Zen estamos en condiciones de reconocer la naturaleza y el sentido de nuestro verdadero yo, de despertar al origen común de la humanidad. Y ello, tanto en la intimidad de los latidos de nuestro cuerpo, como en el milagroso vaivén de la respiración. El Zen, como experiencia radical de Plenitud. De esa experiencia habla este libro.