Nada es igual luego de una guerra: la fisonomía de las ciudades cambia, los pueblos cambian, la gente misma cambia.
Napoleón tiene la victoria prácticamente asegurada: poco le resta para conseguir el triunfo definitivo y posar su despótica mano sobre toda Europa. Las tropas aliadas, enfrentadas al ejército francés, planean, entonces, jugarse una última carta: el golpe final que los podrá coronar con el éxito o con la derrota absoluta. Para ello, el comandante Wellington convoca al 92º Regimiento de los Highlanders a cargo del teniente Josh MacKinlay, un valiente militar y un hombre sin ataduras sentimentales. Los escoceses marchan y se apuestan en la pequeña aldea de Hougoumont, un enclave decisivo, que ha quedado diezmado por la guerra y en la que solo permanece en pie una granja a cargo de dos jovencitas que lo han perdido todo, incluso la esperanza. Christine no tiene opción: ha debido tomar las riendas del lugar para sobrevivir junto a su hermana, cuando un regimiento de militares a cargo de un engreído escocés se instala en su propiedad. Ella defenderá lo suyo con uñas y dientes, y Josh MacKinlay no podrá evitar sucumbir al encanto de una mujer como Christine, aunque para hacerlo deba disolver los lazos que lo ligan a su pasado, enfrentar a su familia y comenzar una nueva vida.
Las guerras cambian a la gente; gente como Josh y Christine, que deberán moldear sus propios destinos para unir su amor.