Erin Campbell vive recluida en una pequeña casa en las afueras de Lexington, Virginia. Su vida como psicóloga forense del FBI quedó atrás, luego de que decidiera abandonar su profesión tras una traumática experiencia. Cuando Jon Kellerman, su antiguo jefe y amigo, llega hasta su puerta, Erin puede adivinar qué viene a proponerle. Y la respuesta es no. No va a volver al FBI.
Contra todo pronóstico, el caso para el que le piden que colabore despierta su atención. La policía local de Wichita se enfrenta a un posible asesino en serie que mata a sus víctimas de manera salvaje. Erin llama a Jon, que, desconcertado, la suma al equipo que viajará a investigar los crímenes.
El pasado tumultuoso de la agente especial Campbell se cuela en la investigación, en especial cuando se involucra con el comisario de la policía local, cuyo hermano es el principal sospechoso. Pero ciertos eventos que parecían olvidados llegan para complicar todo; Erin desconfía de las apariencias y buscará desentrañar la telaraña que sigilosamente ha tejido el asesino en torno a ellos. Aunque eso implique enfrentarse a sus propios fantasmas.
Después de Nomeolvides (2008), Sienna Anderson nos trae una novela minuciosamente construida, que combina el thriller psicológico, una trama perfecta y una prosa ágil que atrapa al lector.