Argumento de La Huella de la Mariposa
Encuadernación: Rústica con solapas
Colección: La Cruz del Sur
Un verano otoñal sobre las colinas, como un poema en prosa. La brisa es un ritmo ligero que siento sin oírlo en la humildad de los matojos. La hierba tira a amarilla, imágenes ascéticas que seducen a la retórica imitando sus argucias. No hay más júbilo en estas quebradas que el que sugiere el ir y venir de los gorriones, un ir y venir tan comprensible como absurdo. La naturaleza es un cuerpo desprovisto de abalorios y adornos a la espera de quema duren los higos, las uvas, las granadas y el olvido de los deseos que la lluvia despierta. «Si no fuera por esta oscura necesidad de poesía, no necesitaría nada» dice el poeta, ya con menos entusiasmo y menos errores. Camina, los médicos le han aconsejado que camine sin rumbo, para que el corazón se despreocupe y recupere la salud. Si bisbisea, carece de importancia. El verano no se presta a la declamación, o muy poco. El verano es poema en prosa indiferente a las águilas que planean en las alturas.1