En este libro singular se anudan tres mitologías. La Gran Manzana (mito y realidad), Federico García Lorca y Luis Rosales toman la palabra para hacer hablar a la conciencia poética, a la conciencia histórica, a la conciencia a secas que tal vez juntas sean la misma. El autor parte (y toma el título) del último libro imaginado, acaso apenas iniciado, de Luis Rosales e inicia una fascinante aventura en búsqueda de lo que el propio Rosales denominaba la poesía total; es decir, una dicción poética en la que la reflexión, el diálogo, las acotaciones, la información reveladora, el montaje cinematográfico, el lirismo y todo aquello de lo que el pensamiento poético pueda echar mano para enriquecerse, dialogan y componen el poema contemporáneo. La Guerra Civil que acabó atrozmente con la vida de Federico y con su posible voz futura, hecho que marcó de forma tan apesadumbrada como políticamente escéptica la vida de Rosales, atraviesa este libro que, a un tiempo, se enrosca a la totémica ciudad de los rascacielos para dar cuenta, conversar y discutir con los mitos y voces de la cultura contemporánea: igualdad y diferencia, la libertad real y su espejismo, los hijos pródigos y los pródigos despreciados, las alturas que hemos pretendido alcanzar y los infiernos a los que nos hemos precipitado. Libro trinitario de afán totalizador, la voz del poeta, sin dejar de ser su voz, se metamorfosea sin recato ni prejuicio en otras voces: toma la voz de Rosales, reescribe poemas de Federico, piensa, reflexiona, escribe, sugiere, trae a escena a Hirosima, los belenes de Granada, el Holocausto, el Plan Marshall, Chopin, Buddy Bolden o Proudhon. Definitivamente, el libro más arriesgado, reflexivo, poético y totalizador del autor.
La obra de este autor ha sido reconocida con un importante número de prestigiosos premios: Premio de la Crítica de Poesía, Premio Andalucía de Novela, Gran Premio del Centenario del Círculo de Bellas Artes, Premios Rafael Alberti, Gil de Biedma, Miguel Hernández o Tiflos de poesía, entre otros. De la misma manera, su temperamento de intelectual comprometido con la cultura de su época le ha llevado a ser jurado permanente de diversos premios tanto de poesía como de narrativa, así como Presidente de Honor de la Asociación Andaluza de Críticos y Escritores y miembro de las directivas de cedro y de la ace. La totalidad de su trayectoria ha sido reconocida con el Premio Andalucía de la Diputación Provincial de Almería, el Premio Ciudadano que otorga la Asociación de Entidades de Radio y Televisión Digital o el Premio Valencia de Literatura de la Diputación Provincial de Valencia. Está traducido, como poeta y como narrador, a veintidós idiomas, entre ellos los cuatro latinos peninsulares gallego, portugués, catalán y valenciano, francés, italiano, inglés, ruso, serbio, árabe, chino y coreano. Es Hijo Predilecto de su pueblo natal, Arcos de la Frontera.