La vigencia de un texto escrito hace tanto tiempo quizás se explique porque Ehrenburg extrajo las conclusiones correctas: en la fábrica de sueños se imbrican tanto intereses económicos como estrategias políticas, aunque no hay que olvidar un tercer factor crucial: el cine y no la religión, tal y como apunta Ehrenburg, es el verdadero «opio de las masas». Estos factores obedecen a una biopolítica dirigida a movilizar, instrumentalizar y neutralizar las nuevas sociedades de masas. Es éste un análisis sin duda trasladable a toda la ingente industria visual y a la del ocio electrónico contemporáneo en general. En La fábrica de sueños simplemente descubrimos los engranajes esenciales de una máquina panóptica que en ese momento todavía está en pañales pero que -tantos son los intereses en juego- no tardará mucho en adquirir la mayoría de edad.
Pasen y vean...