Tomando como punto de partida la «mundanidad espiritual», el artículo analiza la relación entre el misterio del mal y la figura del Anticristo con la historia del cristianismo y la modernidad, tratando de entender la afirmación de que la corrupción de lo mejor engendra lo peor. Concluyo con el carácter inevitable de que el trigo y la cizaña crecerán juntos en el régimen de la encarnación del Verbo y con la vigilancia y el testimonio de las fuentes cristianas ante los efectos sombríos, eclesiales o secularizados, de la propia historia del cristianismo.