¡Tenía que olvidar la tentación de quedársela para él!
Debería ser fácil. Karim Al Khalifa, príncipe coronado de Markhazad, tenía un cometido: buscar a la princesa Clementina Savanevski, que estaba escondida en Inglaterra, encontrarla y volver con ella a su país para que se casara... con otro hombre.
Karim no debería fijarse en su olor seductor, en esas curvas tentadoras ni en las miradas provocativas que le dirigía. No, el honor de su familia, y el suyo propio, exigían que entregara a Clementina pura e intacta a su futuro e indeseado marido.